El cohousing se asemeja a un pequeño barrio o a una comunidad de vecinos bien avenidos, porque lo crearon con esa intención de vida colaborativa y mutualismo comunitario.
En una sociedad donde el aislamiento social y la falta de redes de afecto y contención es una de las preocupaciones más importantes de los gobiernos y de los expertos en lo que tiene que ver con la nueva longevidad, surge un novedoso sistema de viviendas colaborativas para envejecer entre amigos.
¿Qué es el cohousing?
Las casas o comunidades colaborativas son una especie de barrio formado por viviendas individuales, en las que las personas comparten servicios comunes, comedores y actividades sociales y recreativas a fin de sentirse menos solos y bajar el nivel de gastos.
El origen de este tipo de organización de vida hay que buscarlo en los años 70, cuando en lugares como algunos países nórdicos, partiendo de las necesidades que tenían algunas familias jóvenes, éstas decidieron agruparse en pequeñas comunidades para compartir algunas demandas cotidianas. A diferencia de la muy extendida por aquellos años forma de vida “comunal”, estos grupos planteaban el “CoHousing”, ya que mantenían en todo momento una economía propia y una vivienda de uso privativo. Lo que les permitía esta nueva organización de vida era compartir labores domésticas, crianza de niños, actividades recreativas, etc.
En los 80, cuando algunos de aquéllos pioneros comenzaron a envejecer descubrieron que sus necesidades eran diferentes que las de las personas más jóvenes y empezaron a crear comunidades “senior”.
En España, esta iniciativa está apuntalada de muchas maneras por La Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España (UDP), una organización sin ánimo de lucro, creada, dirigida y administrada por y para las personas mayores. En su informe anual, la UPD cuenta que el “cohousing” es conocido por dos de cada tres Personas Mayores (64,6%) y contemplado como alternativa posible por cuatro de cada diez (41,4%), especialmente si es en su localidad.